Weigman se interesó mucho en los teléfonos, tanto que se transformó en un hacker respetado, conocido en el hampa como “Li’l Hacker”. Con sus conocimientos y memoria prodigiosa, este no vidente obtenía antecedentes confidenciales de trabajadores de las compañías telefónicas y otros sujetos, gracias a su labia y capacidad.
Entre sus hazañas se cuentan escuchar llamadas de atención al cliente, a través de un número interno de AT&T, robando números de tarjetas de crédito para realizar compras en línea. Además, timaba a ciudadanos comunes, modificando su identificador de llamadas, entre otras peripecias de este verdadero artista del engaño.
Después de más de cuatro años de “carrera”, las fechorías de este joven de 19 años llegaron a su fin: Matthew fue condenado a 11 años de prisión en una corte de Dallas, Texas, por los cargos de intrusión computacional e intimidación de testigos. Esta historia demuestra dos cosas: el crimen no paga y la justicia es ciega, pero puede escuchar las llamadas telefónicas.
fuente: fayerwayer
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